lunes, 25 de abril de 2011

Los peluches

Os voy a contar la historia de Teddy. Teddy era un osito de peluche muy simpático y muy responsable, hasta que se juntó con quien no debía, Actiontío. El temido Actiontío era un nuevo y violento recluta de los soldaditos.
A todos sus alumnos, la profesora Carby,  les había mandado un trabajo sobre la amistad, que valía un 70% de la nota final y decidiría quienes repetían curso y quienes no. Los peluches y los muñecos vivían todos juntos y a veces, demasiado revueltos, iban a la misma escuela, y esopodía ser un problema.

Una tarde, cuando Teddy se iba hacia la casita donde vivía junto con Tin y Ton, Actiontío se le acercó:
-Hola Teddy ¿quieres venir a fastidiar a las Carbies y su caravana?
- No gracias, tengo que hacer un trabajo para la semana que viene y tu también deberías empezarlo.
-¡Pero si una semana es mucho tiempo!  Anímate y vente.
-Bueno esta bien, pero mañana ya no ¿eh?
-¡Qué si,  pesado!...

Cuando llegaron a la caravana de las Carbies, vieron que estaban con los Ten y tuvieron que dar media vuelta, ya que ellos eran dos y los Ten eran 12. Camino a casa se encontraron con Tin y Ton que venían de la Peliteca buscando información sobre la amistad.
Llevaban unos trabajos que parecían ladrillos y Actiontío en vez de saludarles, les rompió los trabajos por la mitad.
-¡No! Gritaron a coro. ¡Eran los trabajos que decidían el curso!
-Pero ¿qué has hecho? Ahora tendrán que repetirlos.
-¡Qué más da! Y ahora venga que tenéis que hacerme los tres el trabajo.
-Así que...¿me has utilizado, Actiontío?
-¡Pués claro Teddy! ¿No ibas a pensar que un tío tan guay como yo, se iba a juntar con un perdedor como tú?.
-Bueno, ya que te has dedicado a utilizarme me chivaré a la Pelipatrulla.
-¡Eso ni lo pienses!. Y le pegó un empujón que hizo que Teddy se cayera de morros y comenzara a sangrar.
 La Pelipatrulla que pasaba por ahí detuvo a Actiontío.

-Tin y Ton os pido perdón.Dijo triste Teddy.
-No pasa nada. Anda,  ¡vamos a hacer el trabajo!.
-¡No te saldrás con la tuya empollón! Gritó Actiontío.
Mientras Teddy, Tin y Ton se alejaban ayudando a Teddy a caminar sin que le sangrara demasiado la herida.
Ah! qué sepáis que a Teddy le dió tiempo a terminar el trabajo y a Actiontío le hicieron repetir curso y le pusieron una orden de pelujamiento.

domingo, 3 de abril de 2011

Cuento del abuelo que aprendió a usar el ordenador.

Paco tenia 70 años y nunca, nunca, había visto un ordenador.
Un día su nieta María llegó a casa con un portátil entre los brazos. Paco al verlo dijo:
-Genial María,  has traído el horno que le pedí a tu madre pero ¿dónde estan los fogones?
-Pero abuelo no es un horno es un...
-¡Ah vale qué tonto! ¡Es el microondas! Pero ¿dónde está el temporizador y dónde está la puerta?
- Abuelo no es un microondas es un...
-Entonces es una tele, trae que voy a enchufarla. Mira qué bien, es de estas que ya no llevan cuernos.

- Abuelo las  televisiones con cuernos no se usan desde el año de la catachumba.Y además, no es ni un horno, ni un microondas ni una televisión con cuernos. Es un ordenador.
-Un ordenador y ¿qué narices es eso? Niña ¿me estas insultando? 
-No abuelo, ordenador no es un insulto, es un aparato que se utiliza para obtener información, ver videos, hablar con amigos aunque esten muy lejos...
-A ver, a ver.
El abuelo abrió el ordenador y se puso a hablar con la pantalla:
-Hola Manolo ¿que tal vamos por la residencia? Niña, esto no va. Ya te decía yo que le faltaban los cuernos...
-Que no abuelo que no, es que no está encendido. Espera.
Tras dos larguísimas horas y muchas explicaciones, el abuelo era un genio de ordenador. Se conectaba en el Facebook, entraba en youtube, chateaba por el Tuenti activaba el anti-virus e incluso ¡se descargaba películas!
Cuando la madre de María fué a por ella,  María le explicó todo lo que le había enseñado a su querido abuelo.
Paco no quería despegarse del ordenador pero finalmente accedió .La madre de María dijo:
-Pero papá, no ves que te has vuelto loco, tienes los ojos cuadrados. Anda, vete a descansar que hoy no has hecho ni la siesta.
-No quiero, ahora no me voy a apagar nunca. Por cierto, se acerca mi cumpleaños ya sabeis lo que quiero ¿verdad?
-Sí papá si, ya se lo que necesitas. Contestó la madre de María.
 
¿Sabeis lo que le regalaron a Paco por su cumpleaños?
 Una sesiones con el psicólogo ¡Ya nunca se desenchufaba!